Bienvenidos y bienvenidas al Tarot del Cine Colombiano. Bienvenidos y bienvenidas a sus arquetipos que se dan, contra viento y marea, en esta tierra. Se trata, por supuesto, de una manera de celebrar la diversidad, la complejidad, la extrañeza, la compasión de nuestro cine desde los días de aquel giro dramático –la Ley 814 de 2003– que terminó sacándolo adelante. Es, además, una antología de los personajes imborrables que nos han dado las películas de acá en estos veinte años. Pero también es un tarot de verdad, desde el arcano de El Loco hasta el arcano de El Mundo, que puede ser consultado por cinéfilos e incautos cada vez que se quiera. He sido cercano a la baraja, y he coleccionado lecturas y lectores toda mi vida, porque mi papá solía leerlo. Sé que el gesto de interpretar las cartas no es el gesto de un adivino, sino el de un terapeuta que ata los cabos como nadie más puede hacerlo. Sé que consultar las copas, las espadas, los oros, los bastos, sirve de alivio a la incertidumbre, pero sobre todo sirve de terapia.

El tarot es un guion que cada lector pone en escena. El tarot es una suma de arquetipos y de señales que según nos salgan, leídos al derecho al revés, van contándonos la fábula ejemplar que estamos necesitando ahora mismo. Que pueda hacerse a partir de personajes del cine colombiano del siglo XXI, que son, dicho sea de paso, personajes que sobreviven a nuestras desigualdades y nuestras violencias, no sólo significa que los realizadores de estos tiempos siguen siendo exploradores de lo humano –y de lo humano sometido a este experimento tan peligroso y tan bello que se sigue llamando Colombia–, sino que demuestra que los protagonistas de los últimos años también encarnan partes de lo que somos y también viven lo que vamos a vivir. El tarot que tiene usted en sus manos se parece al cine colombiano porque es un espejo y basta tener el valor para parársele enfrente y verse a uno mismo.

Cada lector lee el tarot a su manera, en cruz celta, en hexagrama, en círculo, en grupos de siete, porque leer es poner en escena, dirigir. Cada lectura del tarot es un drama en tres actos sobre una transformación, y además, al final, puede hacérsele preguntas. Para ser leído y para ser recibido, el Tarot del Cine Colombiano tiene a su favor una serie de heroínas y de héroes que se han sobrepuesto a semejante sociedad en el nombre de todos. Y también una suma de imágenes muy bellas, en las que cada elemento y cada color están allí por algo y para algo, que contestan dudas, señalan caminos y celebran episodios cuando más lo estábamos necesitando. Se llama sincronía: la simultaneidad que nos sirve, la coincidencia que no es. La aguerrida industria del cine colombiano merecía esta baraja, pero el cinéfilo desprevenido que la tiene en sus manos necesitaba la lectura que está por empezar.



Tarot del cine colombiano

Ilustraciones de Mar García
Textos de Ricardo Silva Romero